Acerca del contenido de los Seminarios del Programa para el Desarrollo Infantil de Taekwon-Do ITF

Por Christian Di Leo
Licenciado en Psicología – Mat. N° 30088
Docente hasta 2007 en Universidad de Buenos Aires “Psicología Evolutiva de la niñez” Cátedra Juan José Calzetta.
VI dan (AR-6-131) – Presidente Asociación YUSAN de Taekwon-Do ITF
International Taekwon-Do Federation

Octubre 2012

Estoy convencido que la ITF ha dado un enorme paso adelante a partir del desarrollo de este programa. Esto lo considero pues creo que su desarrollo constituye una herramienta sumamente valiosa que se encuentra basada en sólidos fundamentos pedagógicos y con un marcado conocimiento de los disertantes sobre el adecuado ambiente que pueda resultar facilitador para el desarrollo del niño. Sabiéndolo apreciar y aprovechar, estimo que puede tener consecuencias muy beneficiosas para nuestros alumnos e instructores.

Considero fundamental el hincapié que han hecho tanto el Maestro Donato Nardizzi como el Sabun Nim Fabián Izquierdo, en el hecho de la flexibilidad de este programa, lo que permitirá su inserción en diferentes ámbitos socio-culturales, siguiendo el lineamiento y el deseo de nuestro padre fundador sobre un Taekwon-Do para toda la humanidad.

Uno de los puntos salientes del seminario, desde mi punto de vista, ha sido la mención a que los instructores tomen en consideración el punto de vista del niño lo cual ayuda significativamente a poder comprenderlo y, por ende, a poder llegar a él de una mejor manera.

También considero fundamental el hecho de cómo se resalta en este proyecto el trabajo por medio de la estimulación y el reconocimiento por parte del instructor hacia los logros del alumno como motor fundamental para su progreso y aprendizaje, buscando y propiciando de esta manera la auto superación como placer y no como exigencia.

Además, la inclusión de todos los alumnos en las actividades mediante el principio de “morphing” implica un ámbito de valorización para cada uno de ellos, sin comparaciones entre unos y otros, otorgándole al “ganar” y “perder” los justos lugares que el poeta R. Kipling con su perspicacia y agudeza supo describir cuando escribió “Al éxito y al fracaso, esos dos impostores, trátalos siempre con la misma indiferencia”.

Y, sin lugar a dudas, me pareció excelente que hayan hecho hincapié en evitar rotular a los alumnos, ya que ello posibilita al alumno sentir y saber que tiene posibilidades de cambio y de progreso, y por lo tanto brindarle esperanzas.

Esto es un paso fundamental para desobjetivizarlo y otorgarle valor y entidad como sujeto. Esta última consideración indica una notable capacidad de empatía y de sólida preparación sobre el tema por parte de los autores del proyecto.

Todo esto mencionado resulta de suma importancia para el desarrollo de una adecuada autoestima en el niño, ya que en esas edades nos encontramos con un aparato psíquico en plena constitución. Sigmund Freud sostenía “…Padres, maestros y educadores constituyen para el niño modelos ideales”, por ello su palabra es sumamente valiosa para el alumno como un otro significativo y ustedes la rescatan como tal volviendo a resaltar su importancia, poniéndola en su justo lugar.

Asimismo la mención sobre: los modos más adecuados de la comunicación, donde ustedes han descrito con claridad y solidez sus aspectos verbales y no verbales, y el adecuado manejo del grupo por parte del instructor y la disciplina como pacificadora y formadora de límites brindan al alumno un marco de contención tanto de su agresividad como de la ajena que lo resguardan y lo protegen, a la vez que ese cuidado y protección se le vuelven funciones propias con el paso del tiempo, (ya que se tiende por distintos modos en el programa hacia un camino de mayor autonomía e independencia del alumno). Todas estas consideraciones puestas en práctica colaboran en poder elevar el sentimiento de valía propia del alumno.

Pero me pregunto llegando a este punto ¿Este programa se limita sólo a niños de 4 a 7 años? Creo que si bien metodológicamente esto es así, los temas que ustedes han desarrollado afortunadamente lo exceden, y se transforma ya que no sólo son una excelente guía de orientación para los instructores en cuanto al trabajo con niños de las edades mencionadas sino que, yendo un paso más adelante, sus ideas centrales, desde mi punto de vista, le brindan a los instructores que concurrieron al curso (y que lean atentamente el material brindado) la posibilidad de poder repensar la enseñanza, su manera y modos de transmitir sus conocimientos no solamente hacia niños más grandes, sino a adolescentes y adultos, ya que los conceptos resultan absolutamente extrapolables, haciendo los saltos cualitativos, de modo y formas hacia cada una las edades que correspondan.

Junio 2014

Hoy en día y habiendo leído detenidamente el proyecto podría agregar muchas más cosas.

Agregaría para destacar, por ejemplo, que en cuanto a las edades tienen muy en claro (más allá de si conocen los conceptos teóricos o no) las características del tipo de pensamiento esperable para determinadas edades.

Me refiero a esto, y agrego con un simple ejemplo, en cómo ustedes los implementan (la articulación entre lo teórico y la práctica concreta) de manera absolutamente adecuada.

El tipo de pensamiento característico de las edades entre aproximadamente 4 a 6 ó 7 años es predominantemente el de tipo intuitivo según los estudios basados en observaciones y experimentaciones que realizó Jean Piaget.

Esto se refiere a lo siguiente: la característica de este período es la intuición; algo que no maneja lógicamente, pero lo cubre  con la intuición: interiorización de cualquier esquema  que le permite  una anticipación, interiorización  de percepciones  y movimientos en imágenes mentales  que no están coordinados. La intuición está más ligada a la percepción.

Centrada en un punto de vista  que es el propio.

Luego, aproximadamente entre los 6 y 7 años (puede variar de acuerdo a los grados de desarrollo cultural de una sociedad y a las épocas), comienza el período de las operaciones concretas, es decir que pueden empezar a procesar operaciones pero apuntalados en elementos concretos. Por ejemplo: si aprenden a sumar se toman elementos para que realicen la operación como ser naranjas, tapitas, etc.

Es decir que para estos dos períodos necesitan el soporte concreto. Tampoco están desarrollados los conceptos de lateralidad y del giro a favor y en contra de las agujas del reloj.

No es tan simple para un niño pequeño decirle, por ejemplo, que haga la cruz de derecha moviendo el pie derecho y girando en contra de las agujas del reloj, pues no está preparado para ello, salvando las diferencias individuales, (observemos también que en los alumnos adultos que recién comienzan o recordemos cuando dimos nuestros primeros pasos en TKD cómo se nos complicaba aprender las cruces de derecha e izquierda durante los primeras clases, aunque ahora afortunadamente hemos mejorado la metodología lo que hace que los alumnos aprenden más rápido, mejor y de manera más simple).

Entonces, con el simple hecho de trabajar con los brazaletes de colores verde y rojo en los brazos y las piernas, y con los puntos de referencia en el piso ustedes resuelven este tema para el niño y puede realizar el ejercicio. Quiero con este simple ejemplo indicar cómo el proyecto que ustedes desarrollaron tiene coherencia y fundamentación teórica, aunque no lo expresen tácitamente. Habría muchos ejemplos más para dar, pero creo que con ello queda claro lo que quiero expresar.

Otro punto que destaco es el de la manera, el modo de tomar ejemplos mentales para que el niño pueda representarse algo de un modo más placentero o no placentero. Es el caso del ejemplo que algunos instructores suelen dar al intentar explicar el pivot sobre el pie en el saju jirugui (con el cual han sido muy gráfico y concreto con los dibujos que presentan en el curso) cuando indican que tienen clavado el pie en el suelo. En este caso reflexionaron sobre otros modos alternativos de indicar lo mismo pero con representaciones mentales placenteras y no agresivas para el alumno.

También se han asesorado correctamente sobre los tiempos de atención acorde a las edades, y de esa manera han organizado la duración de las clases y la duración de los ejercicios.

En resumen, lo que quiero expresar con este agregado posterior a la primera nota que y que ya tiene un par de años, es que ustedes han considerado y estudiado qué es lo que sucede a un niño en cuanto a su tipo de pensamiento, a su estructura psíquica y al período de desarrollo psicofísico por el cual atraviesa, y que tienen objetivos y metas claras y concretas, como así también brindan un atractivo y abundante material que puede ampliar los recursos del instructor para sus clases.

Me parece un proyecto muy seriamente estudiado y viable, con las variaciones y adaptaciones que pueden hacerse de acuerdo a las determinadas condiciones socio-culturales del medio en que se desarrolla la enseñanza.

Asimismo, tal como lo expresé en el mail anterior, brinda innumerables herramientas para las clases de todas las edades. Por ejemplo el apartado de “Comunicación efectiva”, la de “Disciplina” y “Disciplina en la clase” y “Enseñando disciplina” las cuales me parecen una guía para un instructor de TKD de dicte clases a todas las edades.

Lamentablemente algunos instructores en nuestra sociedad creen que la disciplina es sólo para los niños y a los jóvenes y adultos les permiten cosas inaceptables, porque quizá los parámetros sociales hoy en día toleran y aceptan cuestiones intolerables, por el sólo hecho de ser frecuentes y las confunden con “normales” en el sentido erróneo.

Tal como sostenía nuestro recordado Maestro Enrique Eiriz, las normas de protocolo, cortesía y disciplina son las que mantienen alejadas a la gente de mal vivir de nuestro espacio. Por ello me resulta sumamente destacable lo que han desarrollado en estos puntos pues los considero fundamentales no sólo en cuanto a la enseñanza con niños sino con todo practicante de Taekwon-Do en general.

Quizá en mi caso la única adaptación que haría debido a las circunstancias culturales y ambientales propias de nuestras zonas de enseñanza, sería implementar el programa dividiendo la clase de 4 y 5 años por un lado, y a partir de 6 en adelante por otra parte implementando en los niños de 6 y 7 un mix de la metodología del Kids con el programa tradicional.

Pero reitero, esto es debido al entorno sociocultural en que mis instructores, en general, se manejan.

Eso es lo destacable de ustedes cuando presentan el programa, que no lo dictan como algo estricto e inamovible, sino flexible y adaptable a las circunstancias y el entorno en la que se desarrollan las clases.

En definitiva, estimados, espero que les vaya muy bien y continúen con el programa, que quien lo sepa apreciar y valorar tendrá muy buenos resultados en su trabajo con los niños, ya que han desarrollado un trabajo serio, fundamentado y con una cantidad de recursos sumamente valiosos no sólo para los instructores que se dediquen particularmente a la enseñanza de niños, sino de todos en general.

Desde ya que como psicoanalista recomiendo este programa por su sólida fundamentación, su adecuada estructuración y organización metodológica, por resultar viable, por los recursos pedagógicos que brinda al instructor y por ende los notables beneficios que pueden reportarle a los alumnos en cuanto a su formación, mejora en el sentimiento íntimo de valía propia (autoestima), su formación hacia la independencia en su vida diaria, la mejora que implica la práctica del TKD en la capacidad de atención y observación del entorno.

También el estrechamiento de la relación que media entre la psiquis y el cuerpo por medio del desarrollo de las capacidades psicofísicas (coordinación, destrezas, habilidades corporales y de la mente, actitudinales).

También es de estacar el apartado sobre la percepción de peligros y malos tratos junto con herramientas necesarias para la resolución, lo cual activan la angustia señal y activa los recursos, y evita que se transforme en una angustia inmanejable que puede paralizar/o poner al niño en una situación pasiva y de indefensión, lo cual acarrearía un sentimiento de impotencia y desesperanza que inevitablemente lleva a una baja autoestima.

Es decir, en este último caso las herramientas brindadas por el Programa implican una posición activa del estudiante en cuanto poder percibir y estar atento al mundo circundante, para luego saber resolver por medio de diversos recursos las situaciones que pueden implicar algún tipo de riesgo, lo cual reafirman el sentirse seguro y fundamentalmente, el estarlo objetivamente.

No es sólo el sentimiento interno sino que esto se concreta en la realidad efectiva, en los hechos, es decir, se brindan herramientas para proteger su integridad física.

Otro beneficio para los alumnos son los puntos sobre el cuidado de su salud, alimentación e higiene.

En definitiva, espero que con el tiempo se valore y se les reconozca el enorme aporte que ustedes con su trabajo realizan a la ITF en cuanto a la formación y educación de los niños con profesionalismo y rigor pedagógico.

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